Y que mejor que comenzar el sábado recorriendo su barrio más antiguo, pasear y desayunar por la Alfama, aquí se encuentra el Museo del Fado. El paseo por empinadas y estrechas calles que nos llevan hasta su famosa catedral, Sé Catedral; y continuando, más arriba el Castelo de Säo Jorge, con sus espectaculares miradores de la ciudad, como el mirador de Santa Luzia. No debemos tampoco eludir la visita a la Iglesia Madre de Deus y visitar el Museo Nacional del Azulejo.
A punto de concluir la jornada, de regreso al centro de Lisboa, ninguna mejor opción que adentrarse en el mágico laberinto del Barrio Alto. Lugar de encuentro de los jóvenes y centro neurálgico de la vida nocturna de Lisboa. Donde coincide lo antiguo con las tendencias más vanguardistas, en perfecta conjunción. Tiendas tradicionales, tascas y casas donde disfrutar del los tradicionales Fados locales en los que poder cenar mientras se disfruta de la música más típica de Portugal.
Para nuestra mañana del domingo, la zona de la Baixa Pompalina, nos espera un agradable paseo por las inmediaciones de la extensa Praça do Comércio, hasta llegar a Rossio, un ameno itinerario por una de las zonas más vivas de la ciudad, con infinidad de tiendas y establecimientos en los que realizar algunas compras. Aquí confluye el desenfadado ambiente juvenil con la tradición y la tradicional cultura portuguesa, en singular armonía.